¿Porqué personas de alto coeficiente intelectual terminan trabajando para otras, que saben conectarse, influir y relacionarse mejor? La respuesta está en las emociones y en la capacidad de entenderlas y manejarlas. Existen cada vez mas pruebas de que las posturas éticas fundamentales en la vida surgen de las capacidades emocionales subyacentes. En principio, el impulso es el instrumento de la emoción; la semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en la acción. La capacidad de controlar el impulso es la base de la voluntad y el carácter.
La inteligencia emocional es una aptitud, una capacidad que afecta profundamente a todas las otras habilidades, facilitándolas o interfiriéndolas. Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas, tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y dominar los hábitos mentales que favorecen la productividad. Las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional, libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse y pensar con claridad.